Por Melissa Chu | Publicado en Interés General | 29 de diciembre, 2017
Parece que tenemos dos opciones en la vida: Tener éxito o fracasar.
Consigue aquello por lo que trabajaste y eres exitoso. No lo consigas, y eres un fracaso. Pensamos en estos dos resultados como si fueran binarios.
Pero tal vez sea hora de repensar el fracaso. Es decir, cómo podemos utilizar el fracaso para proporcionarnos ventajas que no podríamos ganar de otro modo.
Aquí tienes cuatro de las maneras más importantes.
1. Usa las emociones del fracaso para hacerte más fuerte
El fracaso parece implicar que no ganaste nada. Horas de trabajo y energía puestos en un esfuerzo, pero el resultado es cero. Al menos, eso es lo que parece desde fuera.
Mirar dentro de nosotros mismos, sin embargo, podría darnos una nueva perspectiva sobre el fracaso. A través de nuestras vidas, aprendemos sobre los ingredientes para tener éxito: diligencia, estrategia y confianza en uno mismo, entre otras cosas. ¿Y las cualidades obtenidas al lidiar con el fracaso?
El autor David Brooks escribe en su libro The Road to Character:
“Vivimos en una cultura que nos enseña a promover y vendernos y dominar las habilidades requeridas para el éxito, pero queda poco estímulo para la humildad, la simpatía, y la honesta auto-confrontación, las cuales son necesarias para construir el carácter.”
Brooks señala cómo los líderes notables necesitaron hacerle frente a los problemas internos para poder “subir a las cimas del carácter.” Sólo las duras lecciones del fracaso les ayudaron a entender sus limitaciones y a hacerse más fuertes por ella. Por ejemplo, la activista laboral Frances Perkins aprendió la importancia de la auto-contención para poder promover una causa más grande.
Si tomamos el tiempo para reflexionar sobre cómo nos sentimos durante los tiempos difíciles, podríamos encontrar que nos comprenderemos mejor a nosotros mismos y a las personas que nos rodean.
2. Reencuadra el fracaso para motivarte a ti mismo
En psicología, hay un término llamado re-examinación cognitiva, que es una forma de cambiar nuestras emociones durante una situación estresante. Cuando regulamos las emociones negativas, estamos más capacitados para enfrentar los eventos difíciles y reducir los sentimientos de depresión.
Por ejemplo, después de ser rechazado de una entrevista o propuesta de cliente, la primera respuesta probablemente sería la tristeza o la confusión. Tu vida podría sentirse como si estuviera parada. Pero si empiezas a pensar en la situación como una prueba o experimento, te harías más positivo y pensarías para adelante.
Como Winston Churchill dijo: “El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal: es el coraje de continuar lo que cuenta.” En lugar de ver el fracaso como el final del camino, trata de verlo como una parte inevitable del viaje hacia la mejora de ti mismo. Tal vez lo que querías no era lo que mejor encajaba para ti, por lo que el fracaso es una forma de abrirte a mejores oportunidades.
3. Considera el fracaso como una lección
Muchas personas tienen una tendencia a evitar el fracaso. Lo barren bajo la alfombra o lo evitan por completo. Pero si no les prestas atención, los pequeños fracasos pueden convertirse en grandes fracasos.
Por ejemplo, descartar las ideas de otra persona una vez puede conducir a un resultado mediocre. Ignorar constantemente los feedbacks de los demás una y otra vez puede crear una cultura de desconfianza y falta de comunicación, lo que conduce a un ambiente tóxico. Entonces, ¿cómo podemos detener los comportamientos no saludables en curso?
Los investigadores Mark Cannon y Amy Edmondson encontraron que en una organización, los fracasos cotidianos pueden servir como “señales de alerta temprana.” Si se detectan y se abordan tempranamente, se pueden evitar fallas catastróficas.
En un ejemplo, el CEO de una compañía sacó un “error” de $450 del contenedor de basura, lo montó en una placa, y organizó una ceremonia de presentación. El ganador, inicialmente avergonzado, finalmente se sintió orgulloso de cómo su error ayudó a evitar errores futuros similares.
Desde una perspectiva personal, esto significa abrirse al fracaso. En lugar de cambiar la culpa y fingir que nada sucedió, reconocer que se produjo un error y verlo como una oportunidad de aprendizaje. Pregúntate: “¿Qué puedo sacar de esta experiencia? ¿Cómo puedo mejorar para la próxima vez?” Si ves los fracasos positivamente, puedes comenzar a moverte en la dirección correcta.
"Pregúntate: “¿Qué puedo sacar de esta experiencia? ¿Cómo puedo mejorar para la próxima vez?” Si ves los fracasos positivamente, puedes comenzar a moverte en la dirección correcta."
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4. Aplica las habilidades de tu anterior fracaso
Llegar temprano, ponerte en el trabajo, y ser el último en salir no garantiza los resultados que deseas. Tan duro como suena, a veces querer algo mucho no significa que lo conseguirás.
Alguien que conocía (llamémoslo John) quería jugar hockey profesionalmente. Desde temprana edad, se despertaba cada mañana en la fría y oscuridad del invierno para la práctica de hockey. Cuando llegó a la universidad, se unió a la mayor liga de hockey junior.
El hockey consumió su vida. Todos sus amigos eran del equipo de hockey. Sus días las pasaba en gran parte en las prácticas, o en la carretera compitiendo contra otros equipos. Pero cuando llegó a su último año, renunció. John se dio cuenta de que no era lo suficientemente bueno para ser profesional. Por mucho que le doliera, decidió dirigirse a la escuela de negocios.
El fracaso pica. Cuando pones años de tu vida en algo solo para chocar contra una pared, sientes como que perdiste el tiempo. Pero si lo canaliza sabiamente, esas habilidades que aprendiste en el fracaso puedes aplicarlas a algo más.
En el caso de John, no pudo poner lo que aprendió para convertirse en un jugador de hockey. Pero pudo aplicar esos mismos principios de disciplina, trabajo en equipo y administración del tiempo para crecer personal y profesionalmente en la escuela de negocios. John finalmente encontró un puesto de trabajo como consultor en una empresa global, donde utilizó las habilidades obtenidas de su vida anterior como jugador de hockey.
En el proceso de trabajar hacia una meta, nos entrenamos para pensar y actuar de cierta manera. Independientemente de si alcanzas el éxito o el fracaso, te quedas con esas habilidades; y es ese proceso de aprendizaje lo que le da forma a la persona en la que te conviertes.
Publicado originalmente en Blog.Reibox.com
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