La vida de Kevin Systrom, el creador de Instagram está llena de sucesos inspiradores que definen su personalidad.
Una historia de talento, convicción, pasión, intuición y persistencia.
El no a mark zuckerberg
Systrom es uno de pocos sub 30 en el mundo que tuvo el honor de ser tapa de la prestigiosa revista Forbes con menos. Y debe ser también una de las contadas personas del planeta geek en decirle no a Mark Zuckerberg.
Ambos eran compañeros en la universidad de Stanford y Mark, que estaba trabajando en el proyecto de una red social llamada The Facebook, le propuso sumarse al equipo, pero Systrom, que por entonces, 22 años prefirió seguir sirviendo espressos en la cafetería del campus.
De su paso por Stanford, Kevin afirma que lo principal allí no es únicamente lo que se aprende sino el entorno que te ofrece oportunidades y contactos increíbles. Por muy emprendedor que seas y por mucha creatividad que tengas, las conexiones que existen en Palo Alto serán siempre únicas.
Tras no aceptar la propuesta de Zuckerberg, comenzó a trabajar en Google en el desarrollo de apps de geolocalización. El trabajo no le gustaba y al tiempo se fue a trabajar a Twitter, la empresa de su amigo Jack Dorsey.
El amor por la fotografía
Amante de la fotografía, Systrom viaja a Italia a estudiar y allí aprende a utilizar diferentes cámaras vintage y por insistencia de su novia comienza a investigar y usar distintos tipos de filtros.
“No era buen fotógrafo, pero me apasionaba el componente químico del proceso. Retratar imágenes era para mí una combinación muy exacta de arte y ciencia: había que estar en el momento correcto, pero también usar los productos químicos correctos. Entonces todavía había que meterse en un cuarto oscuro para revelar los negativos, ¿te acuerdas?”, dice Kevin
El nacimiento de instagram
En 2010, le propone a Mike Krieger, un paulista estudiante de Stanford trabajar juntos en el desarrollo de una plataforma de fotografía. Juntos desarrollaron una herramienta para fotografía hecha a la medida de la cámara del iPhone 4, y se incluyeron los “filtros” que eran similares a las lentes de la Holga. El nombre Instagram proviene de “instant telegram”, el nombre originalmente pensado.
El 16 de julio de 2010, cuatro meses antes de presentar al público Instagram, Systrom probó a subir una foto y la opinión de su novia lo llevó a dar un giro.
“Estaba de vacaciones en México y ojalá hubiera sabido que era la primera foto porque me hubiera esmerado más. Era mi perro, el pie de mi novia, que ahora es mi prometida, con una chancleta, y ya. La tomé con el filtro XProII, que era el primero que hicimos y que estaba probando. En esas vacaciones, mi novia me había advertido:
‘No voy a sacar fotos con tu invento porque no quiero publicar fotos malas. Las de tus amigos salen muy buenas porque tienen los colores más vivos y están modificadas’. ‘Claro, son filtros’, respondí. ‘Pues igual deberías poner filtros en tu aplicación”.
A los 3 meses de su lanzamiento, Instagram tenía más de un millón de usuarios y la cifra se multiplicó cuando salió la versión para Android.
Dos años después Facebook compró la empresa en 1.000 millones de dólares, 400 de los cuales fueron al bolsillo de Kevin.
“Trabajar para Facebook es bastante cómodo”, admite. “Sólo compartimos mantenimiento, servidores, antivirus y recursos humanos. Tenemos nuestro propio modelo”.
Hoy, Instagram es la cuarta red social más visitada del mundo y una de las más rentables de Silicon Valley. En la era de las selfies, su estética de filtros y encuadres forzados se ha convertido en la de todo el mundo.
“Si tienes una idea, comienza hoy. No hay mejor momento que ahora para ponerse en marcha. Eso no significa dejar el trabajo y saltar en su idea 100% desde el primer día, pero siempre hay pequeños progresos que se puede hacer para iniciar el movimiento” Kevin Systrom.
Fuente: emprendedoresnews
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