¿Qué pasa cuando queremos servir, dar y ayudar a otros y nos olvidamos de nosotros mismos, de nuestro futuro y de nuestras propias necesidades?
Cuando era más joven, creía que la vida era el éxito, hacer suficiente dinero y jubilarme a temprana edad para así no tener que trabajar más. Cuando logre esa meta de manera exitosa, me sentí defraudado, porque la satisfacción personal y la gloria que esperaba sentir fueron pasajeras. Así que me encontré en mis treintas en una intersección en mi vida. Había construido un negocio exitoso virtualmente de cero. Había pasado de vivir en una carpa en un parque cuando era niño con mi mama y mi hermano a ser dueño de mi propia casa, a manejar carros lujosos y a vivir una vida de vanidad. Era un éxito. Aun así me sentía desesperadamente insatisfecho y mi vida personal era un desastre. Había hecho todo bien, ¿por qué entonces no podía ser feliz?
Mi respuesta en ese momento fue servir, dándoles mi tiempo y mis recursos a aquellos menos afortunados. Puse cada onza de mí en ayudar, dar mi tiempo, mi energía, mi dinero y mi alma hasta que literalmente no tuve más que dar. Y aun así, me sentía insatisfecho. ¿Cómo podía ser esto posible?
Muchos años después me di cuenta que para que yo pudiera ser, dar y compartir lo mejor de mi, necesitaba asegurarme que estaba primero equilibrado emocional, intelectual y financieramente. Lo que aprendí de mi experiencia personal fue que sólo cuando construimos un soporte emocional y financiero para apoyar nuestra vida y la de otros, podemos realmente empezar a servir no sólo con nuestras acciones y nuestros corazones, sino también con el conocimiento y con recursos personales.
Todo lo que hacemos en nuestra vida es motivado por la necesidad de sobrevivir, de seguridad y de amor. Siendo un hombre joven, creía que el camino para lograr todas esas cosas era acumulando riqueza. Cuando ese intento falló, pensé que la respuesta era dar todo al servicio de otros. Aun así la clave para lograr la satisfacción que buscaba seguía evadiéndome hasta que finalmente me di cuenta que el elemento que me hacia falta para lograr mi propósito, éxito y felicidad y para sentirme satisfecho era el balance.
Esta respuesta me fue revelada por un guía espiritual de Chennai, India., un deeksah joven llamado Yuktesh. En el 2009, mientras me encontraba con mi esposa de luna de miel por Asia, paramos en un campus espirituales la Isla de Savusavu en Fiji. Estuvimos allá por una semana, aprendiendo sobre la unidad, la conectividad y como estar en paz con nosotros mismos y con lo que nos rodea. Allí es que conocí a el Dasa Yuktesh. Durante una sesión privada, hablamos sobre mi camino en la vida, de negocios a dejarlo todo para servir a los niños en Sur América. Le abrí mi alma a él, admitiendo lo que no había querido admitirme a mi mismo hasta ese punto: no importaba que tanto amaba hacer trabajo de caridad y cuando me hacia feliz, aun así no me sentía satisfecho. Sentí como si hubiera admitido el peor de los fracasos.
“Erik, Erik, Erik,” me dijo, “debes hacer lo que amas hacer. Eso es lo que te hace sentir vivo, eso es para lo que naciste. Regresa a construir negocios! Una vez comiences, sabrás que sigue.”
Era como si Dios me estuviera hablando con un amable acento hindú. En ese momento, sentí una fuente de energía. Mi cara se iluminó, sentí mi cuerpo mas liviano y sentí una paz que nunca había sentido. Era como si me hubieran dado un pedazo de cielo. De repente la solución parecía muy clara.
Así que aquí estamos, tres años después. He construido una segunda compañía, que me permite vivir y trabajar en cualquier parte del mundo y me permite ser el proveedor de mi familia. También me permite pasar más de la mitad de mi tiempo compartiendo mi experiencia, mi conocimiento y mi expertise con otros. He encontrado el balance necesario en mi vida.
Encontré una nueva manera de vivir tanto mi pasión como mi deseo de servir más allá de mi mismo, compartiendo todas mis experiencias y herramientas que he logrado al crear la vida que hoy tengo. Probando de esta manera en palabras y acciones que el futuro no tiene que ser igual al pasado y que el poder de cambiar está en nuestras manos y en nuestro corazón. Todo lo que hago, mis escritos, la tecnología que uso para distribuir esta edición virtual, para editarla, traducirla y mercadearla es pagada por mi. Puedo decirle sin duda alguna, que esto no seria posible si no hubiera creado una base para cuidarme a mí mismo primero. Cuando la vida empezó a darme, entonces empecé a darle a la vida. Así es como sustento mi satisfacción, al vivir mi pasión, sirviéndome a mi mismo y a mi familia y al darles todo lo que soy a ustedes.
Dado a que eso es para ustedes, pregúntense a si mismos ¿qué sueños, regalos o pasiones ha dejado atrás? Cuando era niño ¿recuerda que soñaba ser cuando creciera? ¿Está haciendo eso ahora? Si no lo esta haciendo, tome un momento y pregúntese realmente a si mismo por qué. Aceptemos que hay un pequeño espacio para superhéroes, pero ¿qué aspecto de sus sueños puede volverlos una realidad? Yo soñé en ser un doctor y una estrella de rock. Aun cuando no ayudo a otras personas en la medicina, puedo ahora ayudarlas de otra manera. Aun cuando no puedo rockear en un escenario con una banda, puedo todavía mover públicos, haciéndolos sentir vivos y emocionados en mis charlas. ¿Cómo puede usted entonces vivir sus sueños? Puede que usted lo este haciendo ahora y nunca se haya dado cuenta hasta ahora!
Hace muchos años, una mujer en un seminario me escribió una nota en una servilleta y me la dio antes de irse. La nota decía: “Persigue sólo aquello que atraviese tu corazón.” Pare en un segundo. Sus palabras fueron tan ciertas, porque si no estamos haciendo aquello para lo que nacimos, aquello que atraviesa nuestro corazón, que estamos haciendo entonces aquí? El camino puede parecer largo y doloroso al perseguir sus sueños, pero sepa que una vida llena de arrepentimiento, dolor, tristeza y sensación de vacío es mucho mas larga y mucho mas dolorosa. ¿Qué es realmente lo peor que puede pasar?
“Si lo que esta haciendo no es su pasión, no tiene entonces nada que perder, y todo que ganar”
Erik Kikuchi
Esta es mi humilde experiencia. Nunca quiero pretender que tengo todas las respuestas. Al igual que usted, sigo en este viaje y continúo aprendiendo y evolucionando a medida que la vida se presenta. Gracias por unirse a mí al permitirme compartir mi travesía al ser abierto, honesto y vulnerable, así tal vez usted puede también aprender en el camino.
Le deseo como siempre toda la alegría, el éxito y el amor que esta maravillosa vida tiene para ofrecer.
Escrito por,
Erik Kikuchiwww.ErikKikuchi.com
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